lunes, 30 de diciembre de 2024

HISTORIA DEL GÉNERO HUMANO



En el principio creó Dios los cielos y la tierra. [ Expresa  en  resumen  la  obra  creadora   de Dios, que luego se declara en el resto de la sección - Es el dogma fundamental de la religión, opuesto a los falsos sistemas filosóficos y a todas las falsas religiones (Cf. 2 Mac 7,28; Act 17,24.) ]

La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas. -[ Comienza la exposición representándonos la tierra como un caos sin orden, sin distinción, sin pobladores, sin luz; pero el espíritu de Dios incubaba sobre aquel caos, como la gallina sobre los huevos, para sacar el orden y la hermosura del universo (San Jerónimo). Una cuestión se nos propone aquí; si el autor sagrado da por creadas de Dios las aguas o por preexistentes a la formación del mundo. Casi podemos asegurar que él no se propuso este problema, planteado luego por la filosofía griega. El autor afirma que Dios creó al mundo y cuánto en el existe. Con frecuencia la escritura exalta el poder y la sabiduría de Dios en esta obra creadora que es exclusivamente suya, y en la que los dioses de las naciones no tuvieron parte alguna. Finalmente 2 Mac nos asegura que Dios creó todas las cosas de la nada, y San Juan, que Dios lo hizo todo por su Verbo. En suma, que de Dios tiene su origen cuanto existe fuera de Dios. ]

Dijo Dios: «Haya luz», y hubo luz. Vio Dios que la luz estaba bien, y apartó Dios la luz de la oscuridad;No la luz, que proviene del sol, creado el día cuarto, sino la del crepúsculo, que los antiguos se imaginaban independiente de sol y difundida por el orbe, contra poniéndola a las tinieblas como causa de la distinción del día y de la noche (Job 37,18; Santo Tomás, Suma Teológica, 1q.70 a.2 ad 3.)y llamó Dios a la luz «día», y a la oscuridad la llamó «noche». Y atardeció y amaneció: día primero. Dijo Dios: «Haya un firmamento por en medio de las aguas, que las aparte unas de otras.» Los antiguos concebían el firmamento como algo solido de bronce fundido. (Job 37,18.) Por esto puede separar las aguas cósmicas y sostener las que están sobre los cielos. (Sal 148,4.) ].

E hizo Dios el firmamento; y apartó las aguas de por debajo del firmamento, de las aguas de por encima del firmamento. Y así fue. Y llamó Dios al firmamento «cielos». Y atardeció y amaneció: día segundo. Y llamó Dios al firmamento «cielos». Y atardeció y amaneció: día segundo.

Dijo Dios: «Acumúlense las aguas de por debajo del firmamento en un solo conjunto, y déjese ver lo seco»; y así fue. Las aguas que habían quedado debajo de los cielo se han de juntar para que aparezca la seca, la tierra, en que vivan los animales terrestres y el hombre. ]

Y llamó Dios a lo seco «tierra», y al conjunto de las aguas lo llamó «mares»; y vio Dios que estaba bien.

Dijo Dios: «Produzca la tierra vegetación: hierbas que den semillas y árboles frutales que den fruto, de su especie, con su semilla dentro, sobre la tierra.» Y así fue. { El reino vegetal brota de la tierra, de la cual vive. Lo divide en tres clases: la hierba verde, que brota por si y sirve de pasto a los ganados; las plantas gramíneas, que el hombre cultiva y de que principalmente se alimenta, y los árboles frutales. La división está hecha desde un punto de vista de utilidad inmediata para el hombre. La fecundidad de la tierra, personificada en Astarté y objeto de culto idolatrico en Canan, es atribuida por el autor sagrado a Dios mismo, para combatir aquel error. (Cf.Lev 26.) ]

La tierra produjo vegetación: hierbas que dan semilla, por sus especies, y árboles que dan fruto con la semilla dentro, por sus especies; y vio Dios que estaban bien. Y atardeció y amaneció: día tercero.

Dijo Dios: «Haya luceros en el firmamento celeste, para apartar el día de la noche, y valgan de señales para solemnidades, días y años; Según las apariencias, los astros están fijos en el firmamento. Los oficios de los astros están indicados en orden al hombre, y muestran que para su provecho fueron creados por Dios. Así queda excluida la divinidad en los mismos u la razón del culto que se les tributa por los Caldeos. (Cf. Dt 4,29.) y valgan de luceros en el firmamento celeste para alumbrar sobre la tierra.» Y así fue.

Hizo Dios los dos luceros mayores; el lucero grande para el dominio del día, y el lucero pequeño para el dominio de la noche, y las estrellas; y púsolos Dios en el firmamento celeste para alumbrar sobre la tierra, y para dominar en el día y en la noche, y para apartar la luz de la oscuridad; y vio Dios que estaba bien. Y atardeció y amaneció: día cuarto.


Dijo Dios: «Bullan las aguas de animales vivientes, y aves revoloteen sobre la tierra contra el firmamento celeste.» [ Los animales del agua y los del aire tienen entre si estrecho parentesco por lo semejante manera de moverse (Suma Teol., 1 q 71 a.1 ad 2). Y porque muchas aves viven también en el agua. Divide los animales de este día en tres. Grupos: los monstruos de agua: cetáceos, cocodrilos, etc.; los demás animales de agua: peces y reptiles, y, finalmente los animales alados.].

Y creó Dios los grandes monstruos marinos y todo animal viviente, los que serpean, de los que bullen las aguas por sus especies, y todas las aves aladas por sus especies; y vio Dios que estaba bien; y bendíjolos Dios diciendo: «sed fecundos y multiplicaos, y henchid las aguas en los mares, y las aves crezcan en la tierra.» Además de crear a los animales, Dios les confiere fecundidad. Con esta observación elimina el autor sagrado uno de los objetos de culto idolátrico más común entre los pueblos que rodean a Israel. (Cf. Dt 28, 4.11.) ]

Y atardeció y amaneció: día quinto.

Dijo Dios: «Produzca la tierra animales vivientes de cada especie: bestias, sierpes y alimañas terrestres de cada especie.» Y así fue. Los animales terrestres nacen en la tierra en que viven. La distribución es también en tres grupos: los ganados, que el hombre utiliza; las fieras, con que tiene que luchar; y los reptiles, que se arrastran por la tierra.].

Hizo Dios las alimañas terrestres de cada especie, y las bestias de cada especie, y toda sierpe del suelo de cada especie: y vio Dios que estaba bien.

Y dijo Dios: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra, y manden en los peces del mar y en las aves de los cielos, y en las bestias y en todas las alimañas terrestres, y en todas las sierpes que serpean por la tierra. La solemnidad de la fórmula indica claramente que de trata de la obra más importante. Dios tra en consejo consigo mismo, e invoca la plenitud de su ser, del cual es revelación la Trinidad. A nuestra imagen: Imagen es la figura o representación de alguna cosa; semejanza es la proporción entre la imagen y el prototipo; ambos unidos significa imagen perfecta, fiel representación del original. Los Padres Antioqueños ven está semejanza en el señorío que, como a vicario representante de Dios, se confiere al hombre sobre todos los seres inferiores. El contexto confirma está interpretación, y así mismo los salmos 8,5 ss. ; 10,2, y Eclo 17,1 s. Claro es que para ejercer este señorío dotó Dios al hombre de una naturaleza racional, en que está la semejanza formal con Dios y la raíz de la realeza sobre las criaturas.]

Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó.

Y bendíjolos Dios, y díjoles Dios: «Sed fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y sometedla; mandad en los peces del mar y en las aves de los cielos y en todo animal que serpea sobre la tierra.»

Dijo Dios: «Ved que os he dado toda hierba de semilla que existe sobre la haz de toda la tierra, así como todo árbol que lleva fruto de semilla; para vosotros será de alimento. 

Y a todo animal terrestre, y a toda ave de los cielos y a toda sierpe de sobre la tierra, animada de vida, toda la hierba verde les doy de alimento.» Y así fue


Próximamente Capitulo 2, El Paraíso.

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